Fragmento de Ancient.
Semreh: ¡No busco a nadie! He divagado por este lugar muchas
veces; ¡camino de aquí para allá! En aquella mesa de allá he tomado muchos
cafés: desde allí he sido cautivado por el ir y venir de las gentes: He
escuchado sus pláticas. He escuchado a inteligentes y tontos por igual. ¡Voy en
busca de algo que pueda amar!
— Pensativamente le dice Sofía.
Sofía: ¿Algo que amar en un mundo sin corazón?
¡Ya os he dicho que para amar es necesario el intelecto!:
¡No es con la mirada! ¡Ni con palabras gratas!
Los hombres y mujeres caminamos constantemente en círculos,
vamos de aquí para allá: ¡Pero el pensamiento!: dormido y perezoso;
acostumbrado esta a no mirar el horizonte:
¡Piénsalo!: en esta ciudad es difícil: nuestra línea de
visión siempre termina en el asfalto, en un parque, en un letrero o en un
centro comercial.
¿Dónde están pues los que discuten sobre la vida y la existencia?
¿Dónde están los que se crean su propia filosofía?
¿Dónde está pues el poeta de las calles que escribe versos a
las señoras y señoritas?
¿Dónde están los violinistas y flautistas que nos deleiten
por puro placer? ¿Dónde están pues las musas; que como gráciles fantasmas
caminan inspirándonos con melodías antiguas?
¿Dónde los niños que no son solo fruto de sus padres, sino
también de ellos mismos y su fantasía?
¿Dónde está el caballero oscuro?
¿Dónde la dama en tinieblas?
¡Ya ni los malos saben del porque lo son!
¡Y los tales buenos; son solo imagen y copia de una bondad
de esclavo!
¡Este es el mundo del nuevo esclavo!; inconsciente de su
esclavitud.
El antiguo; al ser esclavizado colocaba tristemente su
mirada sobre el suelo lleno de sudor.
El esclavo moderno lo hace sobre las luces de neón; mientas
que sonríe extasiado; ¡ni siquiera pasa por su mente el deseo de libertad!
— Ágilmente responde Semreh.
Semreh: No puedo más que estar en total acuerdo contigo, lo
que pueda encontrar aquí no es para nada algo real, no será más que una mezcla
de instinto y motivaciones visuales, llévame pues nuevamente a la caverna.
— Así Sofía hace a Semreh cerrar sus ojos; baja suavemente
sus parpados con su mano izquierda y un viento gélido penetra en las ropas de
Semreh. Al abrir nuevamente los ojos ve aparecer se forma vertiginosa las
paredes rocosas de aquel olvidado recinto.
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